A veces pienso que la vida ha sido muy generosa conmigo y que al mismo tiempo me enseña a patadas (duras patadas) cuando tal vez me estoy desviando del camino que tiene destinado para mí… No es que crea en un destino escrito, realmente creo en el destino que uno mismo escribe pero sobre todo ese que uno se visiona y dice “En poco tiempo estaré allá”.
Hay momentos en la vida donde uno tiene dos caminos que escoger y entra en un dilema que no logra aclarar por sí sólo. Las personas necesitamos ayuda de otras personas que tienen un talento innato o que se han preparado durante muchos años en su vida, para hacernos encontrar los puntos de origen de nuestros problemas y ayudarnos a encontrar la solución a ellos; pero también tenemos a un ser superior y el más importante de todos, que nos dará aquello que más nada ni nadie nos podrá dar “Paz interior”.
En estos momentos no soy quien para hablar sobre esa experiencia de paz interior pero espero poder serlo muy pronto. Más bien analizando mi vida, me doy cuenta que como la de cualquier persona normal tiene altos y bajos, la vida jamás será plana o ¿realmente que gracia tendría vivir? Simplemente existiéramos como zombies que van por las calles buscando que comer o a quien morder…
Pero dejando un poco atrás mi película de zombies, me pregunto ¿Qué hacer cuando estoy en la bajada de la montaña rusa?
Cuando estás “Down” o con el ánimo por el suelo, todos tus amigos y tus familiares quieren ayudarte a estar mejor y realmente qué bueno que sea así, porque es cuando más necesitamos que nos escuchen… A veces solo que nos escuchen… pues tenemos nuestra mente tan enredada, que muchas opiniones a la vez no vuelven un 8888 nuestras neuronas y quedamos peor que al principio.
Siempre he creído en las señales pero jamás he estado segura que es lo que quieren decir. Cuando no sabemos qué hacer, la vida nos da señales, es algo como que uno atrae cuando realmente se encuentra en un mar de confusiones. El problema es NO saber interpretarlas.
Una o varias señales puede interpretarse de muchas formas, que al fin y al cabo nos volverán a dejar en el ¡dilema más grande de nuestras vida! Entonces ¿cómo saber realmente que hacer ante una situación de estas?
A veces tomarse un tiempo para pensar y recapitular nuestra vida, es una buena solución para dejar que las cosas simplemente fluyan y que poco a poco los hechos y nuestro corazón con los pies sobre la tierra, nos vayan iluminando el camino que hemos decidido escoger para ser realmente felices.
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